Transformamos vidas para que alcancen sus sueños
En World Vision México trabajamos a través de diversos programas para impactar a niñas, niños, adolescentes, jóvenes, familias y comunidades a lo largo del país.
Uno de esos programas es Campos de Esperanza, ¿ya lo conoces?
Este programa está enfocado en la prevención del trabajo infantil que busca mejorar las condiciones de trabajo infantil en las comunidades agrícolas migrantes en Oaxaca y Veracruz.
Esta iniciativa de cooperación internacional implementada por World Vision México en conjunto con organizaciones como Fondo para la Paz y SiKanda, enfoca sus esfuerzos principalmente en los sectores de caña de azúcar y café.
El trabajo infantil
¿Sabías qué el trabajo infantil se define como toda actividad y ocupación que tiene o puede producir efectos perjudiciales en la seguridad, salud y el desarrollo moral de las niñas, niños y adolescentes?
¿Cuál es la realidad en México?
Tal solo en México 3.2 millones de niñas, niños y adolescentes trabajan, 4 de cada diez no asisten a la escuela por trabajar y 2.1 millones de niñas, niños y adolescentes realizan una actividad peligrosa.
Muchas de las niñas, niños y adolescentes que trabajan apoyan económicamente a sus madres, padres o cuidadores. A través del programa Campos de Esperanza apoyamos a jóvenes como Aydé, quien se atrevió a soñar y alcanzo sus sueños.
“No quería estudiar, pensaba más en la economía. Cuando empecé a ir a las sesiones de Campos de Esperanza me gustó... aprendí a dejar el miedo atrás. Cambió mi vida en ese momento...”, Aydé.
Su madre la animó para asistir a las sesiones de jóvenes impartidas por el programa Campos de Esperanza de World Vision México para prevenir el trabajo infantil y a partir de ahí su vida tuvo un gran cambio.
En estas sesiones, todos los jóvenes que participan aprenden sobre qué es un proyecto de vida, fortalecen sus habilidades emocionales, aprenden a orientar sus objetivos y también se les enseña cómo prevenir problemáticas como el trabajo infantil y la violencia de género.
“Antes era muy tímida, casi no platicaba con las personas. Hoy me gusta venir a las sesiones porque expreso mis emociones”, Aydé.
Hoy, Aydé sabe que tiene muchas más opciones para tener la vida que ella desea, aprendizaje que comparte con su familia, quienes la apoyan para que continúe sus estudios y cumpla su sueño de ser doctora.
Conoce su testimonio
Jóvenes como Aydé nos inspiran para seguir trabajando por una niñez en plenitud.